miércoles, 10 de marzo de 2010
Capitulo 8
Sara no imagina la opinión que tiene su amado príncipe de ella. Habla de todos los planes que tiene con él, de cómo se le van a cumplir sus sueños, madre y esposa feliz.
--voy a ser feliz toda la vida...
Blanca la escucha con cierta envidia aunque de la buena.
--ojala yo encuentre un hombre que me quiera como él...
--lo encontrarás...
El asesor de Sara entra a ver como está.
--¿y mi hermano? ¿ya está listo?
--Yo creo que tu hermano no debería venir... Él no estudia, no está preparado para algo así... Te va a dejar en ridículo...
--Es mi hermano... mi única familia, yo hablo con él... --Sara.
Aunque le aconsejan que no lo haga Sara insiste. Emilio por su parte se está peleando para hacerse el nudo de la corbata.
--¡Sara... por fin¡ ¡¡nadie me hace caso¡ ¿¿como se hace esto?
--ahora le digo a alguien que te ayude...¡
Sara le sonríe:
--estás muy guapo...
Emilio se siente incómodo:
--este no es mi mundo. Yo no me veo en estas... ¿no podía hacerse alguien pasar por tu hermano?
--¡que cosas tienes...¡¡¡ tú eres lo único que tengo y quiero que estés a mi lado...
--Ahora lo tienes a él... ¿te hace feliz, no?
--Si --dice ella muy enamorada-- pero tú estarás a mi lado... Ahora mismo le digo a alguien que te ayude...
Al cabo de un rato, Enrique y su madre son recibido en el Castillo de Calabria con todos los honores. Sara recibe a Enrique fascinada. Desea besarlo, él la besa en la mejilla ya que la nota demasiado lanzada y no quiere que lo deje en ridículo. Al oído le susurra con una sonrisa:
--no vayas a hacer nada no apropiado a una princesa almenos cuando estemos con las cámaras delante...
Sara lo mira enamorada:
--¡¡sí... síi¡
Sara le cuenta lo que lo admira, que siempre veía cuando estaba en la televisión, que es un sueño para ella ser su esposa pero Enrique no lo ha escuchado para nada y es que su mirada se clava en Blanca. Enrique queda cautivado por ella. Blanca se da cuenta de las intensas miradas del príncipe a ella. De entrada no puede creer que sea a ella. Se asegura, no hay nadie más detrás de ella. Enrique la saluda, la sonríe. Ella se da la vuelta con timidez. Enrique ha quedado cautivado. Emilio , entra con timidez. Sara se acerca a él , lo agarra del brazo y lo lleva ante Letizia y su hijo. Emilio está muy nervioso. El chico se ve humilde, muy afeminado... La reina lo mira con desprecio.
--¿¿y esto que es?
--Es mi hermano... –afirma la princesa.
Emilio extiende su mano, Letizia se aparta de él. Sara llama la atención de su prometido:
--mi hermano...
Emilio está cara a cara con Enrique. Aunque su hombre es Ronaldo, no puede evitar verlo con ojos de hombres y reconocer que es muy atractivo. Extiende su mano ante él, Enrique y él encajan sus manos. El príncipe está muy sorprendido, ese chico tiene más planta de sirviente que de su cuñado. Emilio se queda al lado de su hermana, Letizia mirando a Sara dice con desprecio:
--querida, ya hemos conocido a esto... a tu hermano... ahora mejor lo escondes...
Emilio agacha la cabeza, se siente fuera de lugar. Se quiere ir.
--te lo dije... mejor me voy --dice él.
Sara le agarra de la mano. No deja que se vaya:
--¡¡él es lo único que tengo, él me entregará al altar como siempre soñé¡¡
Enrique mira a los dos hermanos burlón pero no dice nada. Letizia pone el grito en el cielo.
--¡¡Yo no voy a permitir esto... Mi familia no va a emparentar con semejante sujeto...¡¡ ¡¡si querías presentarlo en público haberle enseñado modales ¡¡o lo escondes o no hay boda...¡
Sara mira a Enrique, mira a Emilio . No quiere renunciar al amor de Enrique pero tampoco quiere traicionar a su hermano. Es Emilio el que dice:
--tranquila, hermana... ya te dije que lo mejor es que no fuera a tu boda...
Emilio se va ante la mirada triste de su hermana, ni Letizia ni Enrique le dan importancia a lo que ha pasado con Emilio . Mientras que Letizia da órdenes a Sara sobre cómo se tiene que comportar en la pedida, Enrique se acerca a Blanca,
--hola... ¿tú quien eres?
A Blanca le impresiona mucho que un príncipe esté frente a ella tratándola tan cariñoso. Ella agacha la cabeza:
--necesita algo, alteza?
Enrique sonríe:
--sí, que me digas tu nombre y me trates de tú... No soy alteza... para ti soy Enrique y las chicas bonitas me gusta que me miren a los ojos...
Ella y él se miran a los ojos. La mirada del uno golpea al otro.
Enrique mira a Blanca, parece que el mundo se ha parado.
--¿tu quien eres?
Con mucha timidez, ella le dice:
--Soy Blanca...
--¿Eres amiga de la princesa?
--sí bueno en realidad soy su sirvienta aunque ella dice que somos amigas...
--Entonces supongo que te llevará cuando se vaya a Ascot...
--sí, ella me lo ha pedido...
Enrique sonríe pícaro:
--pues va a ser un placer tenerte en mi casa... esperemos que seamos muy buenos amigos...
Ella está muy sofocada:
--usted y yo...?
Él le acaricia la mano, los dos tiemblan:
--tú y yo... No me trates de usted. Me gustaría que me vieras como a un amigo...
Sara se siente agobiada por el carácter fuerte de su futura suegra y no se da cuenta que su futuro esposo no está con ella. Doña Letizia sí se da cuenta:
--¡¡Enrique¡¡ ¿¿qué haces??
Blanca se da la vuelta con timidez, el príncipe sonríe y se acerca a su madre.
--¿¿¿qué hacías con la criada??¡
Letizia está segura que se la quiere llevar a la cama y regañona le susurra al oído:
--no hagas locuras de las tuyas... si por un error tuyo perdemos este imperio nunca te lo voy a permitir...
Enrique sonríe:
--sólo fui a pedirle una bebida a la sirvienta...
Sara defiende a su amiga:
--¡¡es mi dama de compañía¡
--es una sirvienta más... --dice la reina.
Sara mira a su esposo:
--Espero que cuando nos casemos su cuarto esté al lado del nuestro...
Enrique mira excitado a Blanca que de lejos suspira excitada. Le gusta el príncipe y se siente culpable porque es el hombre que ama su amiga, además sabe que él lo único que quiere es convertirla en su amante y no es lo que ha pensado para su vida amorosa. Quiere vivir un amor de verdad y no ser la amante de un hombre casado.
--¡los sirvientes duermen con los sirvientes¡ --dice la reina.
Enrique enseguida dice:
--pero le podemos poner a Blanca una habitación entre nuestros aposentos...
Sara mira agradecida a su marido pero también sorprendida:
--¿aposentos?¿cuantos vamos a tener?
Enrique sonríe. Con desprecio la reina le dice:
--¡¡pues uno para él y otro para ti¡
Sara mira a Enrique decepcionada:
--¿¿¿es que no vamos a dormir juntos???
La reina se mete en los príncipes, no los deja hablar:
--¡¡NOOO, es lo que se acostumbra¡¡
Sara mira a su amado decepcionada y le dice con un poco de vergüenza:
--¿pero no se supone que tenemos que tener hijos?
Letizia la mira con desprecio:
--¡¡ramera¡ --piensa.
Enrique sonríe, la acaricia en la mano haciéndola temblar:
--tranquila que yo vendré a verte todas las noches --dice pícaro.
Ella suspira enamorada. A él le excita el deseo de ella.
--¿y no sería más normal compartir aposentos? --pregunta Sara.
--así es más cómodo para los dos... tú tranquila que yo te cumpliré y espero que cumplas tú y pronto te quedes embarazada...
A Enrique le excita el pensar en acostarse con esa chica tan linda, a Sara le emociona pensar que pronto un hijo de su amado crezca en su vientre.
--¡¡ya dejen de hablar sus cochinadas en público¡ --dice la reina.
Sara sonríe buscando la complicidad de su marido pero éste se muestra frío con ella. Busca con la mirada a Blanca que se ha escondido. Cuando la ve la sonríe y le guiña el ojo. Blanca se siente ya su amante, se siente como una cualquiera y le duele. Enrique busca la mirada de la empleada y ésta le huye y cuando más lo huye más interesado está Enrique en ella.
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