miércoles, 17 de marzo de 2010

Capitulo 35





Guillermo y Sara anclados en el puerto, en la cubierta del barco se miran con intensidad. Ella desea besarlo y él desea ese beso pero ella no se anima. Tiene miedo. Él se queda decepcionado por él beso que no recibe. Almenos se consuela con una dulce caricia de ella cerca del labio. Él se estremece.
--No me gustaría lastimarte... Has salvado mi vida y la de mi hija y yo...
Con mucha dulzura, él le pone un dedo en los labios para que no diga nada más:
--yo estoy bien...
--¿y porqué estás tristes?
Aunque no es cierto dice:
--No es por ti...
--¿entonces porque es?
Lo que más le duele es ese amor por Sara que le está quemando por dentro y tiene que frustrar, aunque también es verdad que le preocupa Enrique.
--es un amigo mío en Ascot, me preocupa... Nunca te conté yo...
Sara lo interrumpe:
--¿Enrique?
--sí.
Sara se pone pálida. Aunque no imagina que es su esposo no soporta escuchar ese nombre.
--¡¡no quiero saber nada...¡¡ ¡¡no quiero hablar de él¡¡¡
Guillermo es muy dulce con ella:
--mi vida, pero él no tiene la culpa de que tu marido te maltratada... comparten el nombre pero son dos personas diferentes...
--si claro...
Sara piensa que si él supiera quien es en realidad su esposo no lo creería. Guillermo piensa exactamente igual. Está seguro que Sara no iba a creer que es amigo del príncipe de su país.
--ya nos atrasamos suficiente... ¿te parece que naveguemos?
--¿te ayudo?
Él sonríe:
--venga.
Sara le ayuda a subir el ancla. Él la va dando instrucciones. Guillermo se queda en el timón, Sara muy pegada a él. Los dos siguen con su camina en medio del mar con una sonrisa en los labios. Pasan horas así. La noche les cae encima.
--vete ya a dormir, la noche es fresca. No quiero que dejes a la niña sola tanto tiempo por mi...
Sara lo abraza. Ambos vibran al sentir el cuerpo del otro. Ella lo besa en la mejilla:
--cuídate...
Él le guiña el ojo:
--buenas noches...
Ni la oscuridad, ni el frio, ni el cansancio lo retienen. Sólo le importa que la supuesta Silvia y la bebita estén a salvo. A solas en medio de esa negrura, de su soledad le da por pensar en Enrique. Piensa en lo feliz que está él con la supuesta Silvia y le duele pensar en la mal que lo debe estar pasando su amigo. Quisiera saber qué pasó, cómo está su hijo.
--tal vez en el próximo puerto haya más revistas...
Recuerda todas las conversaciones que tuvo con su amigo hablando de su vida, reprochándole:
--No, siempre dije que jamás me acercaría a esas revistas... Es un mundo podrido. Mejor no sé nada de él... Enrique sólo me habló de Sara... No puede estar mal... Las cosas pasan porque sí... Esa princesa era mala gente... Esté dónde esté cuanto más lejos de mi amigo mejor... lo mejor que le podía pasar a Enrique es librarse de esa... espero que no se vuelva a dejar engañar, el bebé debe haber nacido bien... espero que ahora sí pueda casarse con la mujer que él ama.
Guillermo se convence que lo mejor es olvidarse de todo lo que ha dejado atrás, centrar su atención en Sara. No sabe lo que va a pasar entre ellos, pero la hija de Sara es su hija:
--y eso ya no lo cambia nada... Diga lo que diga Silvia no voy a renunciar a mi hija. El padre la quiso matar así que no puede reclamar.
Sea en calidad de lo que sea pero Guillermo está dispuesto a quedarse para siempre con la falsa Silvia. Guillermo sonríe con emoción recordando aquel día que desde su barco mojó a Sara con la manguera.
--quien me iba a decir a mí lo que me iba a cambiar la vida esa mujer porque pase lo que pase con mi vida ya nada será igual... Una hija... soy papá... la hija de ella es mi hija.
Guillermo sonríe enamorado:
--tanto que me dolió saber que en su vientre llevaba la semilla de otro y al final ha sido mi apellido el que lleva esa niña...
Guillermo navega durante toda la noche con una sonrisa en los labios. Pese a todo se siente feliz.

Guillermo y Sara siguen navegando rumbo a España. Se han olvidado del resto del mundo. Se hacen pasar por un matrimonio en los puertos que escalan llegando a España, son ya muchos días juntos. Guillermo la ama locamente. El amor está prendiendo con intensidad en ella. Al mirarlo a los ojos, con su bebita en brazos. Como se hablan, se sonríen. Nadie dudaría que están enamorados, que están casados.






Guillermo y Sara ya han navegan por la costa de España. Ahora les toca acercarse al sur.
--mañana estarás con tus hermanos...
Sara no puede evitar sentirse triste. Él la mira sorprendido:
--¿no te alegras...?
--en realidad no... temo perder esto que hemos vivido...
--yo siempre estaré a tu lado...
--no será lo mismo...
--porque tú no quieres...
Ella lo acaricia, acerca sus labios a los de él. Guillermo está seguro que será un beso fraternal como siempre pero no. Lo besa en los labios, con toda su pasión. Es un beso al que es responde con sorpresa, con pasión.

Guillermo sorprendido recibe un beso intenso en los labios por parte de Sara. Y aunque está reticente al final se une en un beso de fuego. El uno se funde en los brazos del otro en un beso ardiente. Se separan sofocados y con una sonrisa. Guillermo aparte de feliz y radiante esta sorprendido. Se acaricia el labio incrédulo y emocionado:
--¿y eso?
Ella lo abraza, lo estrecha contra su beso.
--esto --lo besa-- se llama beso. ¿a poco nunca antes te habían besado? --dice pícara e irónica.
--si claro, muchas veces --dice nervioso.
Ella se muestra seductora:
--vaya, así que eres un mujeriego.
--ejem, no... no quise decir eso...
Ella se muestra divertida. Él está tenso.
--yo lo que quise decir...
Sara lo interrumpe:
--a ver si esto te relaja.
Lo besa. Guillermo la mira sorprendido.
--¿porque lo has hecho...?
--porque lo sentía...
Los dos se quedan en silencio un rato. Guillermo tiene miedo a preguntar. Tiene miedo que las cosas no sean como él crea.
--¿nos damos un baño...? --pregunta ella.
--bueno...
Ella se muestra en un sexy biquini que ayuda aún más a agrandar el grandote bañador de él.
--venga... ¡¡te espero¡
Sara se lanza al agua. Guillermo se la cara mirando embobado. Se lleva las manos a la cabeza.
--esto no puede ser... es un sueño...
Sara desde el agua lo llama.
--¡¡ven que el agua está muy buena¡
Guillermo tiene miedo de ilusionarse y que luego la realidad lo lastime:
--está segura que sabes lo que haces? No sé si dejar sola a la niña...
--¡¡Venga que está dormida y si se despierta lo oiremos. Nuestra hija estará bien¡
Guillermo se saca la camiseta y se lanza a ella. Los dos uno frente al otro.
--suena tan bien de lo nuestra hija... --dice él enamorado.
--bueno es lo que es... Espero que no te molestes que me esté empezando a creer nuestra mentira...
--la mentira es que somos un matrimonio...
--si porque la niña en realidad es hija de los dos... o tuya,... Porque la madre legal no existe...
--es algo provisional...
--lo sé... mientras estemos contigo estamos segura...
--yo estaré siempre a vuestro lado.
Ella lo abraza y lo besa.
--¿y ahora porque ha sido?
Ella lo mira coqueta:
--porque me gusta besarte, porque llevaba días queriendo hacerlo...
Guillermo la mira sorprendido:
--No sabía... ¿y eso?¿porqué no lo has hecho?
--porque quería estar segura....
--¿segura de qué?
--de esto (besándolo)
Guillermo la mira muy serio:
--esto no es un juego para mi...
Ella está muy abrazada a él:
--¿crees que para mí es un juego? –apasionada.


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