miércoles, 17 de marzo de 2010
Capitulo 37
La pareja se olvida del mundo. Pasa horas en cubierta mirándose. Ninguno de los dos desea moverse de ese pequeño paraíso, de ese trozo de mar que les ha traído la felicidad. Él se ríe.
--¿de qué te ríes?
--de una tontería... No tiene nada que ver contigo...
--¿y no me puedes contar?
--sí bueno... es algo de mi que no sabes y bueno... no tengo porque ocultarte...
Ella lo mira seria
--¡¡no me asustes¡
Él se ríe:
--no, si no es nada malo...
Ella apoya su cabeza en el pecho de él que mira hacia ese cielo que los ha ido observando como un testigo de excepción:
--no te preocupes... sabes, es curioso pero solo te falta llamarte Sara.
Ella está pálida. Teme que Guillermo sepa todo de ella y que su sueño termine en ese mismo momento.
--¿¿como??
--es que tu historia es tan parecida a la de mi amigo... Enrique... Enrique de Ascot...
Sara pálida, se levanta.
--lo conoces?
--no te lo dije antes porque sabia que no me ibas a creer, pero su padre, el marido de la reina, fue mi padrino. Ha sido lo más cercano a un padre, Enrique y yo somos como hermano...
Sara queda casi en shock.
--¿¿¡qué te ocurre??¡
--¡¡no puede ser¡¡
Sara se siente en una pesadilla. No puede creer esa coincidencia.
--¿pero conoces a los príncipes?
--No... a su esposa no... Es una mujer odiosa... No quise conocerla ni en las revistas.
--¿¿cómo? --al borde del infarto.
Guillermo le cuenta tal y como fueron las cosas con Enrique y Sara, lo que él opina de ella, la tacha de prostituta. Sara se levanta. Mira al mar. LLora. No puede creer que el hombre al que ama la odie. Él la abraza por la espalda.
--que te pasa? te ofende que una mujer sea así ¿no...?
Sara fuerza una sonrisa. Llora.
--¡¡me va a odiar... me va a odiar...¡¡ --dice para sí.
Sabe que no lo podrá engañar siempre pero lo ama y quiere ser feliz por primera vez en su vida... aunque había pensado decir la verdad al llegar a España ya no quería hacerlo por miedo a perder a Guillermo pero más que nunca tiene que callar... Sabe que estar al lado de Guillermo será una bomba de relojería... ya sabe que no será para siempre pero quiere vivir su sueño rezando para que tarde en convertirse en pesadilla.
--¿¿qué te ocurre?
Y Sara lo mira a los ojos y se jura que será feliz con ese hombre mientras dure.
--te amo... te amo...
Guillermo y la falsa Silvia se olvidan de todo el uno en brazos del otro...
A la hora que Guillermo había calculado, la pareja llega al sur. En el puerto más cercano a Guillermo. Él es muy cariñoso con ella. En un taxi llegan a la finca de Emilio . Entran por la cocina. En ese momento entra Mariana se desmaya al ver a Sara (aunque morena y con gafas de sol la reconoce). Luego llega Emilio y ve a Sara con Mariana desmayada... Empalidece.
Emilio ha entrado a la cocina de su casa y se ha encontrado a su hermana con Mariana desmayada en sus brazos. Guillermo está de pie con la niña en brazos. Sonríe con cara de circunstancias. Emilio tiene muchas preguntas, quiere saber como es que su hermana está viva, quien es esa hombre tan guapo que está con ella y también quien es esa bebita.
--no te desmayes tú también... hermano --le dice Sara.
Emilio la mira con el rostro desencajado por la sorpresa. Guillermo extiende la mano hacia Emilio .
--hola yo soy Guillermo... tu hermana me ha hablado mucho de ti...
Guillermo le extiende la mano. Emilio se ha quedado en shock. Aunque en situación normal nunca desaprovecharía la ocasión para tocar a un tío bueno la situación no es la más idónea. Guillermo entiende que el hermano de su amada le deje con la mano colgada. Le sonríe, no se lo tiene en cuenta. Entiende su sorpresa. Muy sonriente dice:
--sorprendido ¿no...?
Emilio está muy nervioso, balbucea:
--¿y esa bebita...?
Guillermo la pone en sus brazos.
--con cuidado, la cabecita --dice Guillermo ejerciendo de un buen papá ante el tío.
--es tu sobrina, hermano --dice Sara.
La bebé llora y Guillermo vuelve a tomarla en brazos:
--Dianita es una niña muy buena pero se tiene que acostumbrar a ti... Y bueno... espero que tú y yo lleguemos a ser muy buenos amigos...
--¿no tuviste un hijo? –Emilio.
--No...
Mariana se empieza a despertar. Sara tiene miedo que su hermano diga algo que la descubra ante Guillermo mira a su amante y le dice:
--mi amor... ¿nos puedes dejar a solas?
--si claro...
Emilio se dirige a Pepa, su empleada, que no sabe si ha hecho bien en dejar pasar a esos recién llegados. Sin salir de su sorpresa, Emilio le dice:
--lleva al señor a dar una paseo por la finca...
Guillermo da un golpe en el hombre a Emilio y con cariño le dice:
--te dejó con Silvia...
Luego mira a su amada y le lanza un beso:
--nos vemos ahora, mi amor...
Guillermo se va con la pequeña y Pepa. Emilio ayuda a levantar a Mariana. Sara se queda entre sus hermanos. Está emocionada pero también tiene miedo, tiene miedo que sus hermanos la delaten. Mariana y Sara se miran con curiosidad. Sara le acaricia las mejillas:
--es increíble lo que te pareces a la abuelaí... te había visto en fotos pero es que teniéndote cerca nunca nadie podría poner en duda que eres mi hermana...
Con un poco de ironía, Mariana dice:
--tú también te ves muy bien para estar muerta...
Emilio por fin puede hablar:
--¿¿qué es todo esto? ¡¡yo lloré frente a tu ataúd, estuve en tu entierro¡ ¡¡la foto de tu hijo Enrique ha salido en todas las revistas¡ ¡¿¿¿qué haces aquí y con este tipo que por lo que veo es tu amante...¡¡ ¿y porque te llama Silvia?
Hay reproche en las palabras de su hermano:
--entiendo que estés enojado conmigo pero las cosas no son lo que parecen... Guillermo me salvó de la muerte... Desde el día que se anunció mi muerte hemos estado navegando en un pequeño barco...
--¿¿salvar de la muerte?¿porqué?
--Es una larga historia, vamos a un lugar más seguro y os la cuento... Nadie debe saberlo...
Sara ha hablado con sus hermanos en la biblioteca. Le ha contado de como la trató Enrique, de todo lo que pasó en el parto, de porqué huyó, de como se enamoró de Guillermo.
--lo que no entiendo es porque no le has dicho quien eres --Emilio .
--Al principio fue porque tampoco me iba a creer y todo empezó como un juego, luego cuando necesité de él pensé que no me ayudaría si supiera que soy su princesa y ahora.... Lo amo y no quiero perderlo. Además resulta que él es el mejor amigo de Enrique...
--¡¡esto es una locura, Guillermo te va a descubrir en cualquier momento...¡ --Emilio .
--sólo espero que sea tarde, que mi sueño dure lo más posible.
--si lo amas en serio ¿no te dolerá perderlo? Dile la verdad antes que lo descubra por otro lado que estoy segura que será pronto... No pierdas la amor de tu vida por callar una verdad. A mi me pasó siempre.
--Tal vez a Guillermo no le importe saber que soy una princesa... pero ¡¡Enrique es como un hermano... me va a dejar, lo sé¡ ¡¡además él odia a Sara, es amigo de Enrique... a saber lo que le ha contado de mí ¡¡¡me ve como a un monstruo¡ ¡¡¡aunque sé que me ama no creo que supere esto¡¡
--pero es que va a ser muy difícil engañarlo... Sara, tenemos toda la prensa detrás... Ya no entiendo como no se han enterado que estáis aquí... –Emilio.
Sara mira a sus dos hermanos con desesperación:
--tengo que intentarlo...
--bueno, si Guillermo cree que te llamas Silvia... ¿no puede ser otra hija oculta de tu padre? ¿de nuestro padre? –Mariana a Sara.
--¿viviendo en Ascot? No creo que pueda engañar a Guillermo... –Sara.
--¿y entonces? --Emilio .
--sólo me queda rezar para que cuando esto se descubra Guillermo me ame lo suficiente como para entenderme...
Mariana es la que dice a Emilio:
--¿no compraste una finca por si algún día querías llevar a un chico al que amaras para que la prensa no os viera? Esa finca que la prensa aún no ha encontrado... --Mariana.
--Es cierto... una de las fincas que yo compré está en terreno casi virgen, en medio de un bosque, es una casita pequeña. Lo descubrí por casualidad. No es su finca habitual. La compré para ir cuando quisiera huir de la prensa... Hay que hacer un recorrido impresionante pero se logra despistarlos... Aún nadie ha dado con ella.
Las dos hermanas se sonríe con complicidad:
--¡¡sí, ese es el lugar¡¡ --dice Sara.
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