Guillermo y Sara se han instalado en la finca oculta de Emilio . Mientras Sara acuna a su bebé, Guillermo le dice:
--No entiendo porque nos tenemos que ocultar... Ahora debemos dar la cara, denunciar a tu marido para poder registrar a la niña con tu apellido...
--me gusta que lleve tu apellido...
Guillermo la va acariciando:
--puede llevar el de los dos...
--¿en serio?
Guillermo la va acariciando:
--y podemos ser un matrimonio de verdad, pero tienes que denunciar a tu marido... pedirle el divorcio.
--No...
--¿porqué? ¿no quieres ser libre para ser mi esposa?
Sara lo acaricia:
--me encantaría ser tu esposa.
--¿y entonces?
--tengo miedo de lo que pueda hacer él. Como mínimo me quitará a la niña...
Él sonríe.
--yo te protegeré... Y a mi hija nadie me la saca...
--A veces la maldad es muy grande...
--pero si hablamos con la embajada, seguro que te protegerán...
Sara acaricia las mejillas de su amado:
--es que tengo miedo que te lastimen a ti. Si te hacen algo me muero.
Guillermo sonríe.
--no me va a pasar nada, pero se agradece la preocupación...
--Eso no pueden saberlo, por favor... no salgamos de aquí...
--pero es que pensé que lo que querías es estar con tus hermanos, que todo se aclarara...
--Es cierto pero eso fue antes de enamorarme de ti...
Guillermo sonríe enamorado.
--mi amor... --emocionado-- pero todo saldrá bien.
--por favor, deja que vivamos el sueño... tú y yo solos como en el mar... No te quiero compartir con nadie...
Él no dice que no, tampoco que sí. Solo la toma entre sus brazos, la deja sobre la cama donde hacen el amor.
Guillermo y Sara están viviendo ya como un matrimonio en una de las fincas de Emilio . Sara le da el pecho a su hija. Diana del Mar tiene su propia habitación que aún está por decorar. Luego va a la habitación de al lado, la principal, que es la que ocupa la pareja. No ve al chico.
--mi amor...?
La ropa de él está en el piso. Toda la ropa. Sara siente mucho deseo. Oye la ducha así que se acerca al baño. Guillermo se está duchando, la mampara está abierta. Ella se muere de deseo. Le gusta mucho ver ese cuerpo tan bello totalmente desnudo, lleno de jabón, ver como Guillermo con sus manos cubre sus genitales, su trasero, su pecho, sus muslos... De repente el chico se da cuenta que está siendo espiado. No dice nada y Sara no se da cuenta de nada. De repente con el teléfono de la ducha, Guillermo apunta a Sara y dispara llenándola de agua. El agua hace que se trasparente sus senos lo que excita mucho a Guillermo:
--¿recuerdas el primer día que me vistes desnudo? --pregunta él pícaro.
--Y cómo olvidarlo... aquel día yo debí saber que eras mi felicidad y hacer esto... --dice ella coqueta.
Él la mira seductor.
--¿el que? --pregunta.
Pícara Sara se saca la ropa y se muestra desnuda:
--esto.
Sara se mete en la ducha con él, lo abraza. Con una sonrisa él le dice:
--si aquel día haces esto creo que de plano me muero...
Los dos se ríen.
--Te amo --dice ella.
--No más que yo, te amo tanto --dice él.
Los dos se besan apasionadamente.
Guillermo y Sara han hecho el amor. Los dos están muy abrazados en la cama. Ella lo besa en el pecho:
--gracias por hacerme tan feliz... Nunca pensé que un hombre me podría hacer feliz...
Guillermo mira a Sara, la acaricia:
--¿en serio nunca antes fuiste feliz? No sé Enrique te tuvo que hacer feliz, si no ¿porque te casaste con él...? Ni modo que te cases con un desconocido.
Sara está muy nerviosa, tiene que inventar algo rápido:
--es que nos conocimos por carta, yo me enamoré en seguida pero él en realidad sólo quería estar conmigo por una herencia que me dejo mi madre...
Guillermo sonríe:
--así que eres una rica heredera --dice con ironía.
--bueno como tú, aunque el dinero se lo quedó mi marido...
--Pero en algún momento serías feliz...
--Cuando lo vi, me sentía tan enamorada y en la boda pero que lo comparo contigo no era felicidad porque yo me estaba engañando... No hubo amor por su parte, ni se molestó en fingirlo... Nunca estuvimos solos, nunca me trató bonito. Tú fuiste mi amigo, mi amor... Tú me lo has dado todo y nunca tendrá palabras para agradecértelo...
Guillermo la besa:
--no me tienes que agradecer nada, te amo y tener tu amor es lo más grande que me ha pasado. Lo que más quiero es gritarle al mundo que te amo.
--aún no es el momento...
--se me hace raro tener que esconderme... No estamos cometido un delito.
Sara lo abraza con fuerza:
--es que ha sido un sueño tenerte para mi sola, a lo mejor es egoísta pero quiero tenerte para mi sola.
Él sonríe y la besa:
--¿me quieres hacer tu prisionero? --dice con ironía.
--nada me gustaría más... En la calle hay muchos peligros que podrían hacer que te perdiera...
Él la acaricia:
--no me vas a perder aunque sí eres más feliz teniéndome como prisionero yo encantado... En esta finca hay mucho trabajo por hacer, en algo podré trabajar para no sentirme un mantenido y mientras tú me tienes prisionero para hacerme lo que quieras...
Los dos se ríen, se besan. Se abrazan.
--sabes, yo no cambiaría nada... No me habría gustado que te me hubieras regalado aquel día que me vistes desnudo... por mucho que te gustara --dice él divertido.
--¡que vergüenza¡ --dice ella apenada.
Él la besa:
--fue mejor así, más romántico. Siempre supe que el amor de mi vida me lo traería el mar. Nuestro amor vino como yo siempre pensé.
--¿que habrías pensado de mi si aquel día te hago lo que te hice hoy?
--no lo sé --dice él guiñándole el ojo-- aunque creo que me habría decepcionado.
--pero me besaste en seguida...
--Lo sé pero eras casada y no me habría gustado que te me regalaras tan pronto...
--aunque yo no habría sufrido...
Él la mira y la acaricia con mucha ternura:
--a veces es necesario sufrir para ser feliz.
Ella lo abraza con fuerza, lo besa en el cuello:
--¡mi marido... eres mi marido. No puedo creer que pueda vivir contigo lo que siempre soñé¡
Él la besa y la acaricia. Es muy dulce con ella:
--puede ser de verdad, puedo ser tu marido de verdad.
--soy tan feliz que tengo miedo de perderte.
--no me vas a perder...
--no me hagas preguntas... deja que lleve las cosas como yo quiera...
Él sonríe seductor y con ironía dice:
--soy tu prisionero, hazme lo que quieras...
Él le guiña el ojo. Ella se le pone encima:
--¿y si lo que quiero es violarlo a usted, señor? --dice ella con ironía.
--pues haré el sacrificio --dice burlón.
Él le guiña el ojo, ella lo besa. Empieza a recorrer el cuerpo de él con sus manos y por la cara de él le gusta mucho las cositas que le hace.
El llanto de la pequeña Diana despierta a los dos amantes. Sara se iba a levantar pero muy amorosamente Guillermo la besa:
--sigue durmiendo... también es mi hija...
Guillermo se ocupa amorosamente de la pequeña, Sara lo mira amorosamente. Se levanta. Lo abraza.
--tengo suerte de tenerte... en ningún lugar podré encontrar un hombre como tú...
Guillermo la mira, le guiña el ojo y la besa apasionadamente. Luego los dos abrazados regresan a la cama. Duermen muy juntitos los dos.
1 mes después... Mariana acompaña a su hermana al doctor.
--esto me parece exagerado, sólo son unos mareos... --Sara.
--llevas unos días muy rara… ¿y si estuvieras embarazada?
--¿tan pronto?
--¿te cuidabas?
--bueno se supone que si estás dando de mamar no es posible quedarte ¿no? –pregunta Sara insegura.
Mariana la abraza.
--¡voy a ser tía¡
Sara no se quiere hacer ilusiones. Mariana es la que le dice al doctor:
--que le saquen sangre , que le hagan una prueba de embarazo.
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