martes, 16 de marzo de 2010

Capitulo 30





Mientras, en alta mar, Guillermo maneja el barco como el gran capitán. Cerca de él, sentadas, están su única tribulación Sara con su bebé en brazos. La bebita se va familiarizando con el mar. Sara se muestra tranquila. Relajada. De repente se pone triste. Guillermo no suelta el timón:
--¿¿que te pasa...?
--pienso en mi hermano... hasta que lleguemos pensará que estoy muerta... Aunque últimamente estábamos distanciados lo pasará fatal...
--¿no te hablas con tu hermano?¿y eso? Si yo tuviera un hermano jamás dejaría de hablarle. Haría lo que fuera por no enfrentarme a él... ¿y no me dijiste que son dos?
--es una larga historia...
Guillermo le guiña el ojo:
--tenemos todo el tiempo del mundo...
--Es que es gay y a mi marido no le parece bien... Me prohibió hablar con él...
--¿y cómo te dejaste hacer eso?
--Porque lo amaba, además me enojé con mi hermano... Es que resulta que tengo una hermana que no conocía, por parte de padre, que se dedica a la prostitución... Me sentó mal que mi hermano la apoyara sin consultarme... a parte que claro con un hermano gay y una hermana prostituta... Enrique me prohibió hablar con ellos...
--ese hombre merece su castigo. Cuando estemos a sa
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lvo lo tienes que denunciar... tiene que acabar en la cárcel...
--Me da mucho miedo...
Guillermo sonríe:
--yo siempre te protegeré.
--ahora no quiero pensar en esto. Hasta que no esté en mi país. Mi hermano compró varias fincas, creo que es un buen lugar para esconderse hasta que esté a salvo de verdad...
--si quieres podemos llamar a tus hermanos en el puerto aunque creo que es peligroso... yo creo que lo mejor es llegar a tu país y contarla verdad...
--si eso espero... No creo que después de lo que me hizo Enrique pueda entrar en mi país...
--Pero ya no pensemos en esto... pensemos en cosas lindas... Tu hija, por ejemplo...
Sara al lado de Guillermo se olvida de su situación. Mira la cara de su hija y todo es felicidad.
--mi hija es lo más maravilloso que tienes...
--Me imagino, no es nada mío y ya la quiero tanto...
--serás un buen padre...
--aún falta mucho para eso... si es que encuentro una mujer que me quiera dar un hijo...
Aunque no lo dice, Guillermo desea que Sara sea esa mujer, Sara se da cuenta. Cambia de tema.
--navegas muy bien...
--Gracias...
Guillermo la mira tímido. Sabe que ha querido cambiar de tema para evitar hablar de algo que le molesta.
--desde niño me encantó el mar... siempre iba con mi padrino a navegar, el padre de mi amigo...
--¿y tu padre?
--No tengo...
--se murió?
Muy serio él dice:
--No... no existe... Nunca supe de él, sólo que no se casó con mi madre...
--perdón. No te quería poner triste.
--no, si ya lo tengo superado.
Sara se da cuenta que le duele no saber quien es su padre. Le duele haber sido ella quien le trajera esos malos recuerdos. Se levanta y le da un beso en la mejilla. Guillermo la mira muy enamorado. Los labios de él desean a los de ella. Ella mantiene aún sus reservas.




Con mucha tristeza, Enrique entra en la habitación dónde está Blanca. La joven mira hacia el lado dónde debería estar la cunita de su bebé. Tiene la mirada perdida, abraza una almohada. No hace caso al oír que entra alguien. A Enrique le parte el alma verla el alma verla así.
--mi amor...
Al escuchar la voz de su amante, Blanca se levanta con desesperación.
--¡¡mi hijo... tú tienes que saber la verdad¡¡
Blanca está muy alterada. Enrique la agarra de las manos:
--mi amor, vuelve a la cama... Tienes que descansar...
--¡¡yo quiero ver a mi hijo¡ ¡¡Enrique nos robaron a nuestro hijo¡ ¡¡tú eres el príncipe, tú lo tienes que encontrar¡¡
Enrique cree que su amada delira, sufre mucho al verla en ese estado.
--ven vamos a la cama... luego hablamos...
--¡¡Enrique todo fue muy raro... de repente Sara y yo de parto y todo estaba listo¡ ¡¡no es normal¡¡ ¡me robaron a nuestro hijo, fue tu madre... fue tu madre¡¡
Blanca está demasiado alterada como para que alguien crea en sus palabras. Enrique la acaricia:
--mi vida, nuestro bebé está en el cielo... se nos murió...
Blanca mira a Enrique con odio:
--¡¡tu lo sabías¡ ¡¡tú estabas metido en esto¡¡ ¡es mentira que me amabas... tú me robaste a mi hijo¡¡
Totalmente enloquecida Blanca empieza a golpear a Enrique:
--¿¡¡qué le hiciste a mi hijo?¿¿qué?¡
Enrique llora sangre pensando que su amada se volvió loca.
--¡¡es tu culpa... tú te fuiste para dejar que tu madre hiciera lo que se le pegara la gana¡¡ ¡¡tú no querías que mi hijo naciera¡
Enrique acaricia con todo su dolor a su amada:
--No me digas eso... Yo te amo con toda mi alma y esperaba con ilusión a nuestro bebé...
--¡¡no, no es verdad¡ ¡¡tú nunca me has dicho que me amas¡¡
Enrique le pone la mano en las mejillas:
--¡¡pues te lo digo ahora¡¡
--¡¡yo no te creo nada... quiero a mi hijo... quiero a mi hijo¡
Los gritos de Blanca se oyen en toda la planta. Entra una enfermera con una inyección:
--usted no debe estar aquí... la pone nerviosa...
Al ver lo descontrolada que están llegan dos enfermeros para aguantarla.
--yo quería verla... --se justifica Enrique.
--pero la paciente aún está en estado de shock. Mire como la dejó...
Enrique llora al ver a Blanca como una loca y como a la fuerza le ponen un calmante. Sale llorando. En el pasillo se da golpes en la cabeza.
--es mi culpa... si yo hubiera estado aquí nada de esto pasó...
Letizia se le acerca:
--no es culpa de nadie... Díos quiso poner en su lugar las cosas... ahora debes pensar en tu legítimo heredero, prepararte para el entierro y reclamar tu herencia...
--¡¡Blanca está sufriendo por mi culpa, yo no tengo cabeza para nada más¡¡
La reina lo bofetea:
--¡¡tú ahora tienes que cumplir con los más importante y son tus obligaciones, lo que le pase a tu amante es algo secundario¡
Enrique mira a su madre amenazante:
--¡nada es más importante que la mujer que amo¡¡ ¡¡quiero la mejor atención para Blanca o no entro en tu juego...¡
--Blanca está teniendo la mejor atención...
Enrique es muy violento porque está muy herido:
--¡¡quiero ver a mi hijo¡¡
--si claro esto es lo que debes hacer ocuparte de tu heredero...
--¡¡no me has entendido... el cadáver del hijo que tuve con Blanca¡¡
--¿para qué quieres hacer eso?
--¡¡es mi hijo... quiero que tenga un entierro digno¡
--¿¡te volviste loco? ¿¿¡quieres hacerle un funeral de estado y enterrarlo en la catedral? --con sarcasmo.
--No, claro que no pero quiero verlo, que tenga un entierro discreto. Una tumba, una lápida. Nada que lo relacione conmigo. No sé que se le haga una lápida en la que sólo ponga Amor y abajo el recuerdo de tus padres...
--esta bien, yo me ocupo de eso... tú ahora prepárate para ir al sepelio...
--¡no, antes quiero ver a mi hijo muerto¡ ¡¡cuando Blanca esté bien quiero poder mirarle a los ojos y asegurarle que nuestro bebé murió¡
Letizia se hace la ofendida:
--¿¿¿es que no confías en mi??
--No es eso pero ya que me obligas a llorar a una persona que no conozco, quiero llorar a mi hijo...
Hasta ellos se acerca el doctor pagado por el cómplice de la reina:
--perdón que me meta... íbamos a incinerar el bebé como es costumbre pero creo que usted tiene otros planes...
--sí quiero verlo...
Enrique se va con el doctor. Cuando ya no está hasta la reina se acerca el cómplice:
--pensé en todo... anoche en un hospital cercano murió el bebé de unos pobres diablos... nadie lo reclamará...
La reina se ríe:
--¡¡es genial, si mi hijo quiero un bebé muerto a quien llorar ya lo tiene y que le haga todos los entierros que quiera¡
La reina ríe como una loca.

Mientras en España, Emilio está llorando la supuesta muerte de su hermana.

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