martes, 16 de marzo de 2010
Capitulo 28
Guillermo no tarda en bajar. Le da su dinero al taxista.
--quédese con la vuelta...
Sara entra corriendo al barco. Guillermo detrás de ella. Feliz de verla pero asustado porque se da cuenta que pasa algo.
--¡¡me tienes que ayudar... me tienes que sacar del país... Necesito llegar a España...¡¿¿será que me puedes llevar en tu barco?
Sara está muy nerviosa. Él la acaricia:
--Silvia, si hablas así no te entiendo... Trata de calmarte y me lo cuentas todo...
Guillermo acaricia a Sara, trata que se calme pero Sara se niega:
--¡¡mi vida y la de mi hija están en peligro¡¡
Él mira a la bebé:
--es muy linda tu hija, pero parece muy pequeña...
--nació hace apenas una hora...
Guillermo se lleva las manos a la cabeza:
--¿¿¿qué? ¿¿acabas de dar a luz?
Sara se siente mal, se sienta. Llora. Él está muy nervioso.
--¡¡tiene que verte un doctor...¡
Sara suplica con la mirada a Guillermo:
--si tú no me ayudas me van a matar...
--¿¿quien?
--mi marido...
--¿¿de qué hablas?
--ordenó que me mataran a mi y a su hija, quiere que el hijo de su amante ocupe el lugar de mi hija...
--¡¡¿¿qué locura es esta?¡¡ ¡¡tu marido tiene que estar loco¡¡
--quiere quitarme la herencia de mi madre...
--¡¡el dinero es una maldición, pero tenemos que denunciarlo¡¡
Sara está desesperada:
--¡¡no... no entiendes nada... Mi suegra tiene poder... me mataran...¡¡
--Yo conozco gente con mucho poder, precisamente mi mejor amigo...
Sara no lo quiere escuchar:
--¡¡es que firme un contrato prematrimonial, si mi marido me deja me quita a la niña¡¡ ¡¡tiene una foto de cuando me besaste... me van a acusar de ser tu amante y me van a quitar a mi hija...¡¡ ¡¡si no me matan igual pierdo a mi hija¡¡
Guillermo le acaricia la cabeza:
--yo puedo contar la verdad...
--¿¿y crees que te van a creer?
Guillermo se lleva las manos a la cabeza:
--¡¡maldita sea... todo es mi culpa¡¡
Sara lo mira llorando:
--por favor... llévame lejos... a España si puedes...
Por otro lado, Letizia ya se ha dado cuenta que la Princesa ha escapado. Luego de ver que no está en el hospital dice:
--¡¡Guillermo... se fue con ese imbécil¡
La reina muestra la foto a su cómplice:
--¡¡los quiero muerto¡
Luego sonríe:
--así mataré dos pájaros de un solo tiro...
La reina es puro odio.
Mientras, muy serio, Guillermo se prepara para salir a la mar. Con él sentada Sara con la bebé.
Mientras que el barco de Guillermo se aleja de Ascot a gran velocidad, doña Letizia habla con su cómplice. El que ha arreglado todo en el hospital para cambiar los bebés y matar a la princesa.
--¡quiero que te encargas de que alguien siga a esos dos y los mate estén donde estén...¡¡ ¡¡seguro que irán a España, con los hermanos... que los tengan vigilados¡¡
--¿y mientras que hacemos? No puede matar a la princesa sin cadáver.
--¿qué no?
Letizia sonríe con maldad. Besa la alianza de boda de Sara:
--necesito que encuentras una chica parecida a Sara, que le vaya bien este anillo y que la maten...
--¿¿qué?
El cómplice de la reina le sorprende que la mujer esté dispuesta a matar a una desconocida para hacerla pasar por la princesa.
--pero la gente sabrá que no es ella...
La reina se ríe:
--la gente querrá lo que yo le diga... Necesitamos un cadáver y punto... Nadie tiene porque verle la cara... ocúpate de esto...
Mientras que el hombre encarga sus planes, la reina ensaya su cara de dolor.
Enrique está en el Castillo de los Calabria, sale de la ducha. Piensa en Blanca, en su hija. Tiene una foto de ella embarazada sobre la mesita. Ahora que la tiene lejos siente que la ama más que nunca.
--jamás imaginé que la quisiera tanto...
Desde la primera vez que hicieron el amor no se han separado y ahora su cuerpo, su alma la extraña. Se sienta desnudo en la cama mirando esa foto:
--no debí dejarte...
Se lleva las manos a la cabeza:
--no sé... tal vez debí intentar las cosas para que vinieras conmigo...
Busca su teléfono:
--¿¿qué pasa?
Ha tratado de llamarlo mucho pero no se preocupa porque ninguno de los teléfonos de palacio funciona, los móviles están desaparecidos y la línea cortada. Cuando piensa si debe llamar a su madre ésta lo llama.
--¡¡madre ¿qué pasa? he tratado de llamar pero ningún teléfono funciona...¡¡
La reina llora muy teatreramente:
--tienes que regresar, mi vida... ¡pasó algo espantoso¡
--¿¿a quien?¿a Sara...?¿a Blanca? ¡¡habla¡¡
--A las dos...
Enrique siente que un puñal le atraviesa el alma.
La pequeña hija de Sara y Enrique pasa sus primeras horas de vida meciéndose con las olas del mar. Guillermo ha improvisado una cunita en el camarote. La mamá vela su sueño. Cuando ya la pequeña se queda dormida, la mamá se tumba en la cama de Guillermo. Aunque está muy asustada, aunque tiene miedo que pase algo no puede evitar quedarse dormida. Duerme de un tirón. La despierta los llantos de su bebé ya al amanecer. Guillermo ha pasado toda la noche navegando. Está cansado pero actúa como perfecto cabeza de familia asumiendo la protección de la que no sabe que es una princesa y su hija. Oye el llanto de la pequeña. Echa el ancla, prepara café. Entra en el camarote. Sara con su seno al descubierto le da de comer a la pequeña. Guillermo la mira entusiasmado. Quisiera que esa bebé fuera su hija, que estuvieran de luna de miel y no huyendo del pasado de Sara.
--ejem --dice él.
Sara levanta la vista. Lo mira con timidez.
--¿te molesta que mire?
--No claro que no...
Guillermo se acerca:
--te preparé algo de desayunar...
--si enseguida acabo...
A pesar de la situación Sara se siente feliz con su hija:
--es increíble como se puede querer tanto a un ser tan pequeñito... por ella no me importa nada...
Guillermo sonríe con ternura:
--¿cómo has pasado la noche?
--tranquila, sé que a tu lado no me pasará nada... ¿donde estamos?¿porque hemos parado?
--Tranquila, ya salimos de Ascott... Estamos a salvo... No creo que tu marido tenga tanta influencias...
--no sé... prefiero alejarme de la costa inglesa enseguida...
--sólo he parado para comer algo... luego sigo...
La pareja se comporta con naturalidad, como si se conociera de siempre.
--¿has navegado durante toda la noche?
Guillermo está fascinado por la escena que ve. La bebé acaba la toma. Sara la hace eructar. Guillermo sonríe.
--puedo tomarla en brazos...?
Sara pone a la bebé en brazos de Guillermo. Éste sonríe emocionado.
--te ves muy bien con mi hija en brazos...
Guillermo no puede evitar que se le escape alguna lágrima:
--ojalá fuera mi hija...
--ojalá me hubiera enamorado de ti...
Los dos se miran con intensidad. Guillermo traga saliva:
--nunca es tarde, tal vez...
Guillermo no puede controlar un impulso y casi la besa pero ella le pone la mano en la boca:
--por favor... no... No te confundas... no es el momento...
Guillermo deja la pequeña en la improvisada cuna echa de cajas de cartón.
--perdóname, no quiero que pienses que yo me quiero aprovechar de ti...
Sara le sonríe, lo acaricia y el tiembla:
--jamás pensaría esto... te debo mi vida y la de mi hija, siempre te estare agradecida...
--No ha sido nada...
Sara lo abraza. Él siente su angustia.
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