martes, 16 de marzo de 2010
Capitulo 24
Guillermo la está amando con intensidad. A Sara le gusta físicamente y le cae muy bien.
--en mi puedes tener el amigo que quieras...
--tengo miedo...
Él le agarra de las manos:
--por favor, no te haré daño... Confía en mí... ¿lo harás?
Él sonríe con cara de bueno. Ella se ríe.
--me encanta cuando sonríes.
Poco a poco los dos hablan como amigos.
--tú sabes que soy Guillermo, ¿cómo te llamas?
--me llamo Silvia --dice ella el primer nombre que se le pasa.
--¿te hace un café?
--Venga...
Él la lleva hasta una mesa:
--¿siempre vas así de informal?, ¿vives aquí...? ¿no trabajas...?
Él se muestra muy simpático:
--vaya, son muchas preguntas... Pareces periodista --dice divertido.
--que pena --dice agachando la cabeza-- no te quería molestar. No tienes que contestar...
--No, no te disculpes... Era una broma... Me puedes preguntar todo lo que quieras...
Guillermo es jovial, despierto, alegre. Es todo lo que necesitaba Sara para olvidar la tristeza de su alma. Guillermo sabe que lo ha pasado mal, lo que busca es entretenerla.
--no tengas problemas conmigo... Yo sólo quiero borrar esa tristeza de tu mirada. Que seas feliz... para eso están los amigos...
Él sonríe, ella lo mira y se le olvida todo. Él va contestando sin que lo tenga que volver a repetir.
--si, siempre voy informal... como me conociste... bueno... No desnudo... (los dos se sonríen, ella agacha la cabeza con vergüenza, él le agarra las manos y sigue hablando, ella lo mira pero se suelta las manos) Sí, almenos si hace buen tiempo voy en plan playera... si no voy así... Siempre me gustó el mar... Vivo aquí desde los 18 años. No gasto mucho, tampoco necesito mucho, a veces llevo a turistas y eso me da dinero... No necesito más.
--¿no debe ser muy incómodo vivir en un barco?
--depende del tipo de vida que hayas llevado...
--Yo siempre he venido en una casa pequeña, no sé... se me hace raro vivir en algo aún más pequeño...
Guillermo está seguro que Sara es una chica sencilla:
--Yo odio el dinero, lujos... Mi madre era aristócrata, siempre viví bien pero es un mundo podrido. Siempre me quise alejar, me gusta el mar...
Sara está nerviosa, sabe que Guillermo no sabe quien es y si lo supiera no lo aceptaría. Aunque tampoco cree que la creyera si le dice que es la princesa de su país.
--Oye ¿quien es Enrique...?
--¿Enrique?
--sí, cuando entré lo llamabas...
--Es mi mejor amigo...
No le dice más porque está seguro que esa chica que cree sencilla no va a creer que conozca el Príncipe de Ascot.
--¿porqué te interesa?
--No, me dio curiosidad. Es que mi esposo se llama así...
--vaya, a que curioso... ¿no te da buena vida ¿no?
Sara se pone triste:
--es que trabaja mucho --lo justifica.
--¿a que se dedica?
--a negocios... pero paso el día sola...
--Podrías trabajar...
--¡No¡ no me dejarías...
Él le acaricia con timidez en la mano:
--me duele que no seas feliz en tu matrimonio...
Sara se traga sus lágrimas:
--es algo muy provisional.
--¿porqué no te desahogas conmigo?
Sara se pone muy nerviosa, más que nada porque ve a ese chico muy sincero, muy natural y le duele estar mintiéndole.
Guillermo y Sara están hablando en la cubierta del barco de él.
--¿no me quieres contar lo que te pasa...? --le pregunta él muy dulce.
--mejor no...
--No quiero que estés triste...
Sara respira el aire, se levanta y mira hacia el mar:
--me gusta este lugar...
--si quieres podemos salir a navegar...
Él se pega a ella, le roza la mano. Ella tiembla. Le pone nerviosa.
--mejor no... No estaría bien...
Él la mira con una dulzura:
--no te voy a hacer nada malo...
--pero somos un hombre y una mujer...
--tú necesitas un amigo y yo no pienso fallarte, quiero que sepas que en mi tienes un amigo...
Él se muestra muy dulce, ella se siente muy bien al lado de él.
Blanca y Enrique están encerrados en el despacho de éste. Se besan, ella lo abraza mucho.
--no te vayas...
--tengo que hacerlo...
--Yo quiero estar todo el día a tu lado.
--y yo también pero es que si salimos juntos la gente va a sospechar... Además va bien que hagas algo de trabajo. ASí fingimos que trabajamos...
Él le guiña el ojo. La besa.
--si vas a ver a tu amigo puedo ir contigo...
--él es un poco especial. Además si alguien nos viera no podremos justificar...
Blanca pone cara de pena:
--¿prefieres ver a tu amigo que estar conmigo?
Él la acaricia, pone cara de bueno:
--No me hagas sentir mal. Te prometo que será sólo un momento... No quiero que él se enoje conmigo.
--es que no sé nada de él, como se llama, dónde vive, qué hace...
--Mi amor, mi madre tiene prohibido que se mencione su nombre así que mejor que no lo sepas...
--No te vayas...
--Quiero ver a mi amigo. Además... así me vas a extrañar...
--bueno, si no hay más remedio...
Enrique sonríe y la besa. La aprieta bien fuerte:
--luego te lo recompensaré...
Enrique no se cansa de besarla.
--te amo... te amo... --le dice ella.
Él sale del despacho con una cara de enamorado que no puede con ella. Se encuentra con su madre. Doña Letizia lo mira inquisitoriamente tratando de averiguar cuales son los sentimientos de su hijo.
--¿tú que te traes?
--¿de qué hablas, madre?
--No me gusta nada esa confianza que te traes con esa sirvientucha...
--No es una sirvienta, es mi mano derecha...
Con mucha ironía, la mujer dice a su hijo:
--No quiero ni pensar que te presta ésa siendo tu mano derecha...
Enrique sonríe pero no da explicaciones a su madre. Pasa de ella.
--¿donde vas?
--No preguntes, no te va a gustar...
Llena de odio, La reina dice:
--¡¡ya vas a ver al inútil de tu amigo¡
--te dije que no preguntaras --dice Enrique burlón.
El príncipe pasa de su madre, Letizia lo va siguiendo molesta:
--¡¡no sé que empeño tuyo de rodearte de gente inepta que hunden tu reputación¡¡ ¡¡no son dignos de ti¡¡
Enrique se para, se gira y le dice a su madre:
--Nadie ha sido tan malo para mi vida como esa Princesa que me buscaste...
Con eso calla a su madre, se va dejándola furiosa.
Sin imaginar que su marido va hacia ya, Sara va pasando un buen rato con Guillermo. Él quisiera que el tiempo se detuviera. Sonríe mucho.
--ya se me hace tarde...
--quédate un poco más...
--nunca he tardado tanto...
--hablas como si fueras una prisionera... Seguro que nadie se preocupa si llegas o no...
--Te equivocas, mi suegra me fiscaliza...
--¿así te vas?
--tengo que hacerlo...
Los dos se miran con mucho intensidad. Él se muere por besarla pero se controla.
--dime que volverás...
--te lo prometo...
Se sonríen.
--te acompaño abajo...
--No hace falta...
--por favor...
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