viernes, 12 de marzo de 2010

Capitulo 14










Guillermo y Enrique navegan los dos solos en el mar. Los chicos tienen una conversación muy animada. Los dos hablan de las chicas que se han apoderado de su corazón. Guillermo siempre fue un lobo solitario pero siempre esperó que el mar le trajera el amor.
--si la vieras... Ningún hombre que conozca a la muchacha esa se puede olvidar de ella...
Con ironía Enrique le dice:
--pues será cuestión que me la presentes...
--Mejor no...
Los dos amigos ríen.
--tú eres como mi hermano... Nunca nos vamos a pelear por una mujer. Además que yo estoy muy enganchado de Blanca...
--Me gusta tanto... –suspira Guillermo.
--como se llama?
--No lo sé... pero me gusta, me gusta mucho...
--¡Estás loco...¡
Guillermo sonríe enamorado:
--me gustaría saber qué es lo que está haciendo ahora...

Sara cuelga su celular furiosa. Blanca entra en sus aposentos.
--¿te pasó algo?¿hablaste con Enrique?
--No... ¡¡nadie me dice nada...¡¡ ¡¡no parezco su prometida¡
Blanca piensa en la posibilidad que sea cierto que Sara sea para Enrique una obligación y se esté enamorando de ella. Aunque esa posibilidad la llena de culpa también le emociona. Aunque también, piensa ella, que no le importe ninguna de las dos. Sara se levanta.
--¡¡yo lo voy a buscar¡ ¡¡no es posible que pasado mañana me vaya a casar con él y no lo esté viendo¡
Blanca la para. Le interesa que esa boda se lleve a cabo para poder estar cerca de Enrique y a la vez le parece horrible estar pensando eso pero no lo puede evitar.
--falta tan poco para que seas tu esposa... No lo estropees... si él te dio unas órdenes lo mejor será que las cumplas...
--¡¡si pero es que soy su futura esposa no su criada¡
--si de verdad te quieres casar con él no hagas tonterías...
Sara se tumba en la cama:
--¡¡mi marido... Enrique va a ser mi marido¡
Aunque le molesta que él la ignora, Sara se siente muy enamorada. De repente salta sobre la cama:
--¡¡me voy a casar... me voy a casar¡
Sara no puede evitar sentirse la mujer más feliz del mundo sabiendo que falta tan poco para convertirse en su esposa. No tiene ni un solo pensamiento para ese joven del barco al que ha cautivado. De hecho lo ha olvidado completamente.

Es de noche ya, Enrique duerme en la única cama que tiene el barco. Guillermo está en cubierta mira a la luna y piensa en Sara con una sonrisa:
--¿¡quien será?¿dónde vivirá?
Tiene el rostro de Sara clavado en su alma y trata de pensar en la historia que se esconde tras ese rostro. Jamás imaginaría que es una princesa y que se va a casar con ese amigo que duerme en su barco.
--Es tan linda... --sonríe-- aunque muy enojona. ¿tendrá novio?
Aunque hasta hace unas horas era una desconocida le provoca un gran dolor pensar que nunca más la vuelva a ver, que sea de otro.
--No, iba con su amiga... No puede tener novio.... Además si fuera feliz no estaría tan enfadada... Tampoco era para tanto lo que pasó...
Guillermo sonríe divertido pensando en lo linda que se veía Sara mojada y en lo enojada que estaba:
--¡¡que carácter... una mujer así es lo que yo necesito¡¡ Ella sí es una mujer mujer y no un maniquí como estas mujeres de sociedad que siempre he conocido.
Guillermo mira con intensidad la luna, las estrellas:
--ojala viera una estrella fugaz y pudiera pedir ese deseo... tengo que volver a verla...






Amanece un día más, Enrique y Guillermo han dormido en la misma cama. Están en alta mar ajenos a miradas indiscretas, los dos van a cubierta desnudos, se tiran al agua, juegan un rato. Luego se duchan con la manguera. Luego se cubren con unas toallas. Buscan algo para desayunar. Hablan de las chicas de sus sueños, de Blanca y de la chica del puerta. Enrique sonríe:
--la verdad es que no me hago a la idea que te guste una chica... No sé cuanto tiempo llevabas haciendo vida de monje...
--siempre ha conocdo mujeres vacias, por eso ya no creia en el amor. Mi chica es una mujer de verdad y no como esa princesita de cuarta con la que te vas a casar...
--no vengas con esta... No quiero hablar de Sara...
--Es que me la has descrito poco menos como un monstruo... No sabes qué desprecio le tengo...
--bueno, tampoco así... Es bonita y ella ha recibido la educación de Princesa, su máxima aspiración era un buen marido y estaría dispuesto a lo que sea por conseguirlo...
Guillermo se lleva las manos a la cabeza:
--es tan distinta a aquella muchacha... No es una mujer despreciable como con la que te vas a casar... No sé como vas a poder...
--porque a mí lo único que me va a interesar es que sea una buena reina y estoy seguro que lo será, además que la que me gusta es Blanca, si no me caso no tendré ninguna posibilidad con ella...
--eso no es así... Puedes cambiar de vida por ella.
-¿y tú dejarías tu libertad por vivir con esa chica que te gusta?
--porque no...
--sabes, me gustaría ser como tú y vivir aquí mi amor con Blanca, solos en el mar...
--pues no te cases...
--no puedo hacerlo...
Guillermo y Enrique pasan todo el día y toda la noche juntos, Guillermo trata de convencerlo para que no se case con Sara. Mientras ésta cuenta las horas que la separan del momento que en el altar se encontrará con Enrique.

Y llega el momento mientras Ascot se prepara para la boda del siglo Letizia está como loca porque ya el pueblo comienza a vivir la boda, comienza el desfile y no sabe nada de su hijo Enrique.

Letizia está como loca, le informan que en 20 minutos el carruaje en el que ella debe ir con Enrique deberá salir.
--¿¿¡¡DONDE ESTÁ MI HIJO?¡
El yate de Guillermo aún no ha llegado a puerto. La reina está desesperada.
--¡¡que bochorno¡¡
Letizia se pone a gritar:
--¡¡encuentren a mi hijo aunque sea debajo de las piedras y con discreción¡¡
Cuando se queda sola, la reina mira el retrato de su difunto esposo. En su gran rabia le da la impresión que se está riendo de ella desde el más allá:
--¡¡no te vas a salir con la tuya, tu bastardo no va a arruinar la vida a mi hijo¡¡
La reina está como loca.

Mientras con decenas de personas sólo para ella, Sara ya está casi lista para su boda. Blanca está a su lado.
--¿¡cómo me veo?¡
--Radiante...
Sara se mira al espejo:
--¿crees que le gustaré a Enrique?
Blanca no puede evitar estar atormentada por los celos, piensa en las palabras de Enrique y le duele pensar que ella nunca va a casarse con él, que si quiere vivir lo que está sintiendo se tendrá que conformar como máximo con ser la otra.
--sí claro que sí...
Sara está muy nerviosa:
--¡¡no me puedo creer, me caso... me caso...¡¡ ¡¡estoy tan feliz...¡¡


En Palacio la cosa se presenta fea. Sara ya está lista, según lo previsto todo está apunto para salir. La reina está al borde de un infarto.
--¿¡dónde está mi hijo?¡
tiene hombres buscándolo por todas partes. Aún no hay rastro del barco en el puerto.
--¡¡esto no se lo voy a perdonar nunca¡
Sus asesores no saben qué hacer:
--ya la gente se extraña del atraso... no sabemos cómo cubrir la ausencia del novio...
La reina esta como loca:
--¡ese no es mi problema... haga usted lo que sea¡
--Pero es que ya es la hora en la que la princesa debe ir hacia la catedral... almenos a ella sí le debemos decir que su novio ha desaparecido...
La reina culpa de todos sus males a su esposo muerto. Mira la foto de él y para sí porque no está sola dice:
--¡¡maldita sea tu bastardo y la zorra que te lo dio¡ ¡¡espero que los dos se estén quemando en el infierno¡¡
La reina siente mucha rabia:
--¡¡malditos¡¡¡malditos¡
Mira la foto de su esposo:
--¡¡desde el infierno debes estar guiando a tu bastardo para que siga destruyendo mi vida como la ramera de su madre pero le va a costar la vida al igual que le costó a la madre¡¡ --piensa llena de odio.

Sara está ya vestida como una reina. Lleva corona y una cola que no acaba nunca. Está emocionada pero nerviosa:
--¿¡cómo que no puedo salir ya?¿¿¡¡que está pasando?¡
Blanca está con ella tratando de animarla. Mientras en Palacio Letizia está que se la lleva el diablo:
--¡¡voy a matar a mi hijo, esto nunca se lo voy a perdonar nunca¡¡
Su asesor le dice:
--ya no podemos alargar esto... hay que anular la boda...
Letizia frunce el seño y dice:
--¡¡está bien... diremos que el príncipe enfermo¡
En ese momento entra Enrique sofocado, con gafas de sol y bañador. Letizia lo bofetea:
--¿¿¡qué has hecho?¡¡¡esto no te lo voy a perdonar en la vida¡¡
Sara está ya vestida como una reina. Lleva corona y una cola que no acaba nunca. Está emocionada pero nerviosa:
--¿¡cómo que no puedo salir ya?¿¿¡¡que está pasando?¡
Blanca está con ella tratando de animarla. Mientras en Palacio Letizia está que se la lleva el diablo:
--¡¡voy a matar a mi hijo, esto nunca se lo voy a perdonar nunca¡¡
Su asesor le dice:
--ya no podemos alargar esto... hay que anular la boda...
Letizia frunce el seño y dice:
--¡¡está bien... diremos que el príncipe enfermo¡
En ese momento entra Enrique tranquilo, con gafas de sol y bañador. Letizia lo bofetea:
--¿¿¡qué has hecho?¡¡¡esto no te lo voy a perdonar en la vida¡¡

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